Supersticiones. Creencias que marcan la vida de un modo o de otro. Hay quienes creen que por llevarlas a cabo, o por el contrario, evitarlas, se librarán del contexto que llevan interiorizado, pero no por ello, en realidad, las cosas saldrán bien, o mal.
En la vida, hay miles de cuchicheos de esta índole que afectan a múltiples campos de acción, y por supuesto, uno de ellos es el de las bodas. Una boda se compone de momentos, y cada momento tiene su qué. Peculiaridades que hacen del devenir de ésta una boda diferente y original.
Porque seguro que ya los conocéis, pero sobre todo para recordarlas todas; hoy en nuestro blog de Restaurante Bodas, queremos hablar sobre estas peculiaridades y supersticiones que envuelven el misterio de toda boda. Tradiciones que con el paso de los años se han seguido manteniendo y han hecho de cada enlace, un rito único y maravilloso, que forma parte de aquel álbum que pasará a nuestra memoria histórica, denominado “Los mejores días de mi vida”.
Por ejemplo, comencemos por ellas y por aquello que generación tras generación, se ha ido trasladando de madres a hijas y se ha convertido ya en todo un ritual cuando debemos vestirnos de blanco. Y es que en nuestro vestuario no pueden faltar tres cosas: algo nuevo, algo viejo, algo prestado y algo azul. Empezamos con las supersticiones. Normalmente, algo nuevo lo es el vestido, los zapatos, la ropa interior… Cosas que verdaderamente, estrenamos ese día, porque es único y especial. Algo prestado, pasa comúnmente porque alguien nos preste alguna joya antigua que podamos lucir ese día acorde con el traje de novia que llevamos. Algo viejo, para mostrar el sentido de continuidad en la vida, y que puede ser también una joya propia, un pañuelo… Y, finalmente, el azul, que puede verse reflejado en cualquier detalle: una horquilla de pelo, una cinta, el ramo de flores, pero la gallina de los huevos de oro, en este sentido, suele pasar por la liga. Otra peculiaridad inolvidable. Toda novia tiene que llevar ese complemento bajo los faldones. Por tradición, para posibles sorpresas durante el transcurso de la boda… ¡Quién sabe! Ahí reside la magia. Pero es indispensable llevar este complemento para ellas.
Otra superstición más que instaurada en toda boda, que les afecta a ellas pero también a ellos, es el traje, o vestido, de novia. Como reza el dicho, es el secreto mejor guardado, y por ello, nadie a excepción de ella y de sus compinches a la hora de elegirlo (alguna amiga, madres, hermanas…), son las encargadas de mantener en vilo a propios y ajenos, hasta el momento crucial, la entrada en la iglesia, o si es por lo civil, juzgado. Dice la superstición que sino, trae mala suerte para la pareja.
¡Y no se te olvide, novia! Tienes que llegar un pelín tarde a la cita. Tampoco hace falta hacer esperar a los invitados una hora, pero unos minutillos de intriga y suspense, funcionan más que bien.
Al salir de la iglesia, también es tradición, lanzar el típico arroz o, en estos últimos tiempos, pétalos de rosas a los novios, como símbolo de fertilidad. La verdad, que nos parece muy bien que todos nos deseen prosperidad y consumación en nuestro matrimonio, pero seguro que si preguntamos por ahí, o por haberlo vivido en nuestras propias carnes e nuestra boda, el arroz duele. Si no queréis que vuestra integridad física peligre, decidles a vuestros invitados que sean más originales y se ahorren ese alimento que, además, convierte el impecable esmoquin del novio, en un perfecto traje a lo dálmata.
Podríamos seguir, pues peculiaridades y supersticiones de este tipo, en bodas, hay muchas. Por muy poco supersticiosos que seamos, seguro intentaremos cumplirlas. Todos lo hacemos, en menor o mayor grado. Desde Restaurante Bodas, os deseamos toda la suerte y que disfrutéis de un día inolvidable en vuestra boda.
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