El día de tu boda. Vuestro día. Ese día para el que lleváis preparándoos tanto tiempo. Habéis decidido compartirlo con familia, amigos que son como familia, y , algún que otro conocido al que se ha tenido que invitar ( y es que cuesta poner límite). Ese día todo detalle tiene que salir a la perfección.
Ya hablamos de la decoración en el pasado post del 22 de septiembre: restaurante bodas: elegir la decoración. Pero hoy, en restaurante bodas vamos a hablar de los obsequios a los invitados.
Hace años que se abrió la veda de las bodas a mi alrededor y me encanta. Me encanta que las novias quieran mantener en secreto algunas cosas, me encanta ver a la pareja radiante de felicidad y esos nervios de primera cita, el novio esperando la entrada de la novia. Todo el mundo a la expectativa. Una vez pasada la ceremonia, derramadas esas lagrimillas de emoción y tras el beso que sella el matrimonio, pasamos al banquete. Suele haber un pica-pica mientras esperamos la llegada de los recién casados, y entonces, buscamos impacientemente y con curiosidad cuál es nuestra mesa en el restaurante-bodas y con quién vamos a compartirla. Y al llegar a nuestro sitio, allí está, el detalle que los novios han decidido darnos para agradecernos y terminar de compartir con nosotros ese día tan especial. Ese recordatorio escogido con cariño para la ocasión. En alguna boda a la que he asistido, los recordatorios se han entregado después del banquete (se ha dedicado un rinconcito en el restaurante-boda a los obsequios).
Tipo de obsequios.
Podemos escoger entre un gran abanico de posibilidades, regalos útiles, como podrían ser un abanico personalizado, calzado plano para ellas, un abridor para ellos , regalos menos útiles, que podamos mantener por años o que no vayamos a usar jamás… podemos comprar estos detalles, o podemos realizarlos nosotros mismos, siguiendo la tendencia del handmade del momento. Otro día hablaremos más a fondo sobre ideas para obsequios.
Obsequios que no pueden faltar
El detalle principal, para ellas, y para ellos. Este, digamos que es el que no puede faltar. A partir de aquí ya dependerá un poco de lo quieran los novios. Hay quien da regalos a las abuelas, a embarazadas y si hay algún cumpleañero en la sala del restaurante-bodas seguro que se le hace soplar las velas. A los peques les encantan los dulces, seguro que les emocionará recibir una bolsita con golosinas.
Luego está la mítica entrega de la figurita de los novios para la siguiente pareja que dará el sí quiero, o en algunas ocasiones, el reparto de ramos ( de la novia, o réplicas) a las parejas consolidadas.
Sean cuáles sean, está claro que los obsequios gustan, y se entregan con cariño, mantienen a todos los invitados atentos y sorprendidos, y són una excusa más para que la euforia ocupe el lugar.
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