Tentempié: el rey de las bodas
Una de las partes que mejor preparan los novios para el día de su boda, es toda la parte que se cierne sobre el restaurante. Básicamente, la mayor parte de esta celebración se sucede entre estas cuatro paredes y comida, mucha comida y bebida.
A nadie escapa que el día que vas a una boda, por muy pronto, o tarde que sea, no vas a comer nada hasta que te lo sirvan allí. De por sí, siempre cometemos el error de comprarnos el vestido más ajustado, o el traje más entallado, para “lucir palmito” en el enlace, pero nos arrepentimos enseguida después de haber probado un par de trozos de jamón y una croqueta. Nos encontramos hinchados y parece mentira que, de ser devorados por la propia hambre, pasemos a ni mirarnos platos que se suceden por delante de nuestra vista con una pinta increíble.
La verdad es que, somos muchos los que, la mayor parte de veces, con un tentempié consistente y el pastel, o tarta, nupcial, habríamos cumplido con nuestras expectativas de una gran comida. Pero no, luego del pica-pica, con el que ya hemos hecho el cupo, queda un variado largo y tendido menú de bodas.
Quién sabe si por el miedo de quedarse cortos, o por lo que se nos llegan a ir los oídos y la vista cuando pactamos esta parte de nuestro enlace con los miembros del restaurante elegido; tendemos a presentar un aperitivo demasiado completo. Los invitados, aunque llegan hambrientos al convite, suelen quedar más que satisfechos con esta primera parte del menú de bodas.
Este tentempié debe responder a dos visiones. Nadie puede negar que es el rey de todas las bodas, por lo que si apostamos por invertir fuertemente en él, aprovechemos por reducir, en consecuencia, el menú en sí de la boda. En servir platos más ligeros y no muy cargados con guarniciones.
Mientras que, si por el contrario, ese mismo tentempié es más escueto, podremos recrearnos más en ofrecer un menú sólido, con platos fuertes y todos los acompañamientos que queramos.
Escoger una de estas opciones permite desarrollar una estrategia, u otra, a la hora de planear con los encargados del restaurante el menú de bodas.
En estos últimos tiempos, como decíamos, el aperitivo se ha convertido en el rey de los menús de bodas. Los invitados disfrutan, esperando a los novios, de pasar un rato agradable junto al resto de invitados y picando, por aquí y por allá, de platos con raras combinaciones, sorprendentemente deliciosas a la vez. Así que nos es de extrañar que en nuestra futura boda invirtamos en él. La recomendación que os hacemos. En tal caso, sin desmerecer la importancia de un buen tentempié, estad atentos al menú de boda que elegís.
Cuanto mayor sea vuestra inversión en esta primera parte, menor debería serlo en la segunda. Siempre habrá quien se quede con hambre, pero a grandes rasgos, seguro habréis acertado y vuestros invitados se irán, al final de la fiesta, satisfechos y con la barriga llena.
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