Ponle un digestivo a tu menú

Ponle un digestivo a tu menú

Qué decir de lo que es acudir a una boda. Además de saber de sobras todo lo que ello supone a nivel de tener que comprar el vestido, o traje, acorde para la ocasión, junto con todos los complementos que casen a la maravilla con éste; también tenemos que tener en cuenta las sesiones de maquillaje, peluquería, los presentes para los novios y, lo más importante, la dieta. Si, si, leéis bien. La dieta. Porque quien no ha soltado nunca la típica frase antes de la boda: “Uf, hoy no como mucho que mañana tengo una boda y ya comeré más de la cuenta”, o la del día de después: “Para nada tengo hambre. Ayer me llené demasiado en la boda. Hoy con un yogurt o una ensalada ligera, paso”.

Todos sabemos lo que una boda implica a nivel alimenticio. Por mucho que tratemos de redimirnos, no todos los días nos invitan a un acontecimiento de tan alta categoría y tenemos el gusto de comer en un restaurante habilitado y especializado en la preparación de complejos, sorprendentes y deliciosos menús de boda.

Es por ello que, aunque las tendencias ya lo marcan, a día de hoy tenemos que incluir en nuestro menú ese alimento que permita a nuestro estómago marcar un antes y un después de cada plato. Un alto en el camino que nos ayude a digerir y nos permita hacer un “break” entre el abundante aperitivo y el copioso menú de boda. ¿Cuál es ese plato? Tan sencillo como un digestivo en forma de sorbete o helado, preferiblemente, de sabores ácidos, como el melón, la hierbabuena, el limón, la mandarina y demás cítricos que, realmente, ayudan a nuestro estómago en la tarea de asimilar la gran cantidad de comida que ingerimos en el menú de toda boda.

Los digestivos de estas características son el elemento ideal entre los dos platos fuertes del banquete. Tras el aperitivo y el primer plato, viene bien un merecido descanso estomacal. Ahí es donde, se ha introducido el digestivo, para preparar luego a nuestro cuerpo para recibir el segundo plato, más consistente todavía que el primero, y el postre.

Este “entre-plato”, realmente beneficia a ambas partes en la consecución del menú de una boda. Por un lado, y el que principalmente nos afecta, darnos el necesario espacio de tiempo, y las sustancias, para que nuestro estómago asemeje los alimentos hasta entonces ingeridos; y por el otro, para los propios restauradores, quienes sirviendo este digestivo, disponen de un respiro para trabajar en la correcta presentación del siguiente plato del menú.

Ya lo sabéis, si queréis evitar que vuestros amigos y familiares se “quejen” de las inmensas cantidades de comida, o ayudarles a que no se les hagan tan pesadas, apuntaos un digestivo entre plato y plato del menú de boda para, de algún modo, colaborar junto con vuestro estómago a evitar futuros insufribles dolores e hinchazones de barriga por empacho. Qué al día siguiente, seguro, los habremos olvidado, pero al momento…